Mauricio Bejarano Colombia, 1955

En el complejo universo de asumirse como un hombre sonoro, Mauricio Bejarano (Bogotá, 1955) inicia su travesía interior desde principios de los años noventa, acompañado por la ardua labor de la "escucha total". Esta idea lo llevó a comprender la acusmática como un laboratorio creativo que parte del negro total, y que le ha permitido realizar tanto intervenciones artísticas como instalaciones, objetos sonoros, composiciones de música concreta, al igual que investigar sobre la construcción del sonido.

Bejarano, arquitecto de profesión, ha replanteado postulados espaciales y conceptuales sobre el denominado "arte sonoro"; desde esta disciplina ha participado en múltiples exposiciones, así como también ha proyectado su curiosidad sobre la idea del archivo explorando el archivo sonoro nacional de algunas regiones e incluso de algunos medios masivos de comunicación. Actualmente, se dedica a realizar nuevos proyectos artísticos alrededor del sonido como representación y materia, a la docencia universitaria y a complementar su catálogo sonoro personal.

Alrededor de la práctica del oír, del reconocimiento de la voz interna, de los sonidos que ambientan un lugar específico del que emerge una espacialidad concreta, Mauricio Bejarano construyó un estudio con ciclos funcionales de escucha profunda. Este concepto, desarrollado por Pauline Oliveros décadas atrás, lo usó el artista para comprender esos "otros mundos sonoros" que fueron emergiendo de un centro focal narrativo y literario donde interpretó aquel paisaje sonoro sincelejano y compartió conceptos como ecología sonora, ética acústica o urbanidad sonora.

Siguiendo este propósito, quienes asisten a sus interpretaciones performativas y exhibiciones, logran comprender nociones sonoras en el plano personal a partir de reflexiones universales como el ruido, el silencio, el sonido y la música, con el cual Bejarano construye un  atlas  elaborado desde la interpretación íntima del sonido que circunda su vida. Bejarano unifica esta dimensión individual elaborando cartografías sonoras a partir de la vivencia de los participantes y los artefactos sonoros creados con elementos propios del lugar, así como también su propia voz.

Así, Mauricio Bejarano elabora una narrativa local al son de una musicalidad contemporánea y, con esto, la continuidad de su investigación, una invitación a pensar "sobre la responsabilidad que tenemos en todos nuestros actos en relación con el paisaje sonoro en su totalidad", como sentencia el artista, palabras que se complementan con la experiencia sonora de todo aquel que tiene la oportunidad de sentirla.