“Extranjeros por todas partes” es la frase insignia de la 60ª edición de la Bienal de Arte de Venecia. Un juego de palabras que nos remite a nuestra actual realidad: un mundo globalizado y diverso donde toda persona puede ser, en cualquier momento, un “extranjero”, un otro, diferente, marginal y político. Es así como la Bienal de este año abre sus puertas a diversidad de artistas, prácticas tradicionales e instituciones de todo el mundo. En esta ocasión, con Adriano Pedroso como curador invitado —el primer curador latinoamericano que es honrado con este reconocimiento en la historia de la Bienal—, el objetivo y mensaje de la Bienal es tan poderoso como claro: discutir y reflexionar sobre las formas en que los seres humanos nos relacionamos y entendemos a partir de nuestras aparentes "similitudes" o "diferencias", con la esperanza de crear un espacio para la diversidad, la conexión y el redescubrimiento de historias y culturas.
Entre sus participaciones más destacadas se encuentra el artista Eduardo Terrazas, artista interdisciplinar y arquitecto de Guadalajara, México, cuyas obras exploran las intersecciones entre la geometría, la metafísica, la artesanía tradicional y el arte abstracto. A lo largo de su carrera, Terrazas siempre se ha involucrado en proyectos de carácter nacional y social; ya sea participando en iniciativas colectivas (como la programación visual de los Juegos Olímpicos de 1968 en México y el grupo mexicano Instituto de Acción Urbana e Integración Social) o estudiando y apreciando la artesanía tradicional de su país (en particular, la artesanía del pueblo Wixárika). Con su participación en la Bienal de este año, Terrazas enriquece el actual debate en torno a la diáspora como alguien que la experimenta, reflexiona y trabaja a través de ella. Sin duda, este último evento posiciona a Terrazas y su obra en una plataforma más amplia de instituciones, proyectos y coleccionistas que una vez más confirma el valor de su trabajo, a la vez que continúa abriendo el espacio a más artistas latinoamericanos.